20060930

LA CUEVA DE SONCILLO

“La Cueva
La surgencia de los arroyos de Soncillo.


Por: Roberto F. García

Los arroyos de la Gándara, San Juan y Riuco se sumen en el núcleo urbano de la localidad burgalesa de Soncillo, para resurgir por “La Cueva”. Esta cavidad es conocida desde antaño por lo lugareños, pero ahora por primera vez ha sido explorada por un equipo de espeleobuceadores.


El autor de este blog, oriundo del lugar, conocía esta gruta - manantial desde su infancia, al igual que todos los lugareños, que pescanban en sus aguas y disfrutan de su entorno, ahora esto ya no es posible, pues vertidos de aguas fecales han contaminado el agua.

Todo parece indicar que los arroyos Gándara, San Juan y Riuco, que se sumen en el mismo pueblo, vuelven a resurgir a través de “La Cueva”, lugar donde nace un pequeño río denominado arroyo de La Gándara o río Cueva, el cual se unirá al Arroyo de Seúl para, finalmente, verter sus aguas al río Nela y éste, al Ebro.





Aguas abajo y cercana a Villabáscones se localiza la conocida cascada de Las Pisas, en un entorno de hayas, robles, avellanos y acebos, donde la nutria tiene su hábitat.

“La Cueva” se abre en el fondo de un pequeño cañón, al Este de Soncillo y a 700 m de distancia del pueblo. Un camino transitable con vehículo, que va al Molino de La Cueva y San Cibrián, nos conduce hasta la cavidad.



Escondida entre la vegetación y los chopos, “La Cueva” dispone de tres entradas, dos en su parte delantera, lugar donde nace el curso de agua y una en su parte trasera. Una simple sala con piedras, parcialmente inundada y en cuyo extremo se localiza una poza de agua, donde se ubica el sifón, es lo que, a simple vista, se puede apreciar.


La exploración:

El 7 de octubre de 2006, el espeleobuceador Álvaro Subiñas, ayudado por Nuria Ruiz, Roberto F. García y Juan Carlos González, emprende la primera exploración de esta cavidad.

Álvaro se sumerge con una configuración lateral por un paso de apenas un metro entre la pared y un bloque, que dará lugar a un tramo más amplio, para emerger a los 8 m de recorrido, siendo la profundidad máxima alcanzada por el buzo de tal sólo 2 m.

El espeleobuceador explora una centena de metros de conductos aéreos, descubriendo varias laterales por donde la cavidad puede seguir desarrollándose.
A los cuarenta minutos las linternas Barbolight destellan en el agua y Álvaro regresa.

El 11 y 12 de noviembre se retoma la exploración, contando con la participación del varios miembros del Grupo Espeleológico Niphargus (Burgos) y del Grupo de Espeleobuceo Tritón (Pamplona), así como varios espeleólogos y buceadores sin afiliación.


Junto a los espeleobuceadores Josi Olave, Fernando Moreno, Álvaro Subiñas, se estrenaron como buzos Juan Carlos González y los miembros del G. Niphargus Álvaro de La Fuente Blanco y Álvaro Adrián.
Por otro lado, Julia Arce, Lorenzo Saez, Mariano Martínez y Roberto F. García, se encargaron de apoyar a los seis buceadores.



Una vez que todo el equipo de buzos había superado el sifón de 8 m comenzaron las labores de exploración.

A pocos metros del 1º sifón, denominado Sifón del Eslizón, se abre un nuevo conducto sumergido de apenas 80 cm de diámetro, muy enturbiable, que a los 10 m de recorrido conecta, a través de un balcón, con una amplia sala. La visibilidad a partir de este punto aumenta considerablemente, llegando a los 7 m. Álvaro Subiñas continúa la inmersión por una amplia galería sumergida con múltiples laterales y a diferentes niveles. Las paredes son lisas, marcadas por golpes de gubia y se encuentran recubiertas por limo, el cual, al paso del buceador, se desprende, enturbiando el agua. Finalmente, Álvaro detiene la exploración a los 100 m de avance y 7,6 m de profundidad. El conducto continua.


El resto del equipo se despliega por la zona aérea de la cavidad. Multitud de corredores de pequeña y mediana sección dan lugar a un dédalo 600 m explorados, de galerías freáticas con lagos y marmitas. Una pátina de limo recubre los conductos y la corriente de aire recorre este laberinto donde se localizan multitud de restos de material inorgánico, como envases y plásticos, provenientes de los sumideros ubicados en lo que pudiera ser la cabecera de esta nueva red subterránea.

Esta incursión ha servido a los expedicionarios para saber el potencial de la cavidad, con el fin de planificar la exploración. Tampoco se descarta la posibilidad de acceder a la cavidad por otros accesos que pudieran conectar al otro lado del Sifón del Eslizón, lo que facilitaría la exploración de los conductos aéreos.

El 26 de enero de 2008, Jason Mallinson y Álvaro Subiñas realizan una inmersión en el 2º sifón de esta cavidad, que fue explorado anteriormente por Álvaro. Finalmente, este tramo de conducto subacuático emerge a los 120 m de recorrido en una galería aérea que se bifurca en varias laterales. El sifón alcanza una profundidad máxima de 8 m y se localiza un conducto que conecta directamente con el Río Cueva, por el que drena el agua.

Hay que destacar la contaminación que sufre esta surgencia, motivada por la captación de aguas fecales de algunos colectores de viviendas de Soncillo, que vierten sus aguas negras directamente a la cabecea de este pequeño sistema subterráneo.

Esto hace que la exploración de la cavidad no sea muy agradable y aconsejable, e incluso que se esté planteando el no seguir con ella, a no ser que el Ayuntamiento de Soncillo o quien corresponda tome medidas al respecto.

Todavía recuerdo hace tres décadas, este bonito lugar, con su manantial de aguas cristalinas, donde bebíamos y pescábamos truchas y cangrejos, todo un lugar de ocio de los habitantes de los pueblos de alrededor, que se ha convertido en una verdadera cloaca cuyas aguas discurren hacia el molino La Cueva y la cascada de Las Pisas.


Río Cueva o arroyo de la Gándara, contaminado por aguas fecales.


Fotos: Fernando Moreno & Roberto F. García